La Psicogenealogía, parte de la premisa de que determinados comportamientos
inconscientes se transmiten de generación en generación e impiden al sujeto
autorealizarse, por lo que para que un individuo tome consciencia de ellos y se
pueda desvincular de los mismos, es necesario realizar un estudio de su árbol
genealógico y poniendo en evidencia dichos comportamientos y desatar esos nudos
con el pasado, e ir descargando el peso de las experiencias de vida que no nos
corresponden. El árbol está dentro de uno mismo. Somos el árbol. Nosotros somos
toda nuestra familia. El inconsciente familiar existe. Desde el mismo momento
en el que algún miembro toma consciencia de algo, hace que todos los suyos, la
tomen. Ese alguien es la Luz. Si uno hace su trabajo todo el árbol se purifica.
Como dice Alejandro Jodorowsky, el árbol genealógico, es nuestra mayor trampa y
nuestro tesoro más preciado. Trabajamos con un organismo vivo. El árbol
genealógico no es un fósil enterrado, vive y se transforma constantemente con
cada generación. Los condicionamientos emocionales y de conducta grabados por
nuestro linaje en nuestro inconsciente personal, el yo más desconocido y
misterioso, determinan nuestra postura ante la vida y conduce nuestros actos
irremediablemente a repeticiones de patrones dolorosos en distintos ámbitos
personales, de los que difícilmente podemos escapar. El análisis
psicogenealógico de nuestro árbol, nos desvela las causas originales que
desencadenan esos patrones. Su visión y comprensión ya de por sí, resulta
sanadora pero podemos dar un paso más hacia la superación de esas hirientes
rutinas que nos privan de vivir en su plenitud y conciencia.